jueves, 1 de noviembre de 2007

Congreso Ideológico, conclusiones y futuro




Después de lo acaecido en el Congreso Ideológico del partido, muchas repercusiones y dichos se han plasmado en la opinión pública. Unos han señalado con cierta “preocupación”, que la Democracia Cristiana viró hacia la izquierda y que esto será peligroso factor desequilibrante; otros, plantearon que este congreso no tuvo nada de ideológico, pues sólo fueron una mezcla de consideraciones programáticas a futuro, en un tiempo en que como dice la canción: “se acaba el tiempo de los lindos ideales, no hay más que oír a esos tontos intelectuales”; y finalmente, los que siempre están, aquellos que buscan aprovecharse de las circunstancias para aventajarse en las contiendas.
El decir con “preocupación” de que la DC se pasó a la izquierda, constituye una de las tantas falacias que actualmente escuchamos en los noticiarios o en los diarios (uno sobretodo). Ahora bien, si el partido fuese de izquierda, estaríamos contrariando incluso nuestros propios principios y postulados filosóficos, porque históricamente se luchó contra el comunismo, por lo tanto, el marxismo no es nuestra base. Como señalaba Jacques Maritain en la “Carta sobre la Independencia”: “Diré tan sólo que una justa filosofía política no es, evidentemente ni de derecha ni de izquierda, pero en la aplicación requerida por el estado de la época, una sana política cristiana (y quiero decir con esto, cristianamente inspirada, pero llamando a ella a todos los no cristianos que la encontrasen justa y humana), parecería sin duda llegar muy lejos a la izquierda, respecto a ciertas soluciones técnicas en la apreciación del movimiento concreto de la historia y en las exigencias de transformación del actual movimiento económico(...) no son, como acabo de indicarlo, ni de derecha ni de izquierda, sino superiores y basados en Dios”. No hemos perdido, como muchos han dicho también, la raigambre cristiana que nos mueve, porque el abrir los caminos hacia el diálogo con otras religiones, hacen del ecumenismo la vía por la cual, los católicos del mundo nos movamos.
El Congreso si tuvo su punto ideológico, puesto que se plasmó en cada una de las comisiones que acordaron los puntos que están en las bases. Si bien, es una jugada arriesgada, porque en los tiempos que vivimos, la tecnocracia y el pragmatismo ganan más espacios (no solo en esta parte del mundo), haciendo perder el sentido de la política a una mera máquina; se demuestra que si no tenemos una base con que sustentar lo que se dice, nuestro rumbo se pierde. De este modo, no puede haber una política profunda sin un pensamiento que la sustente, con lo cual, la casa sobre la roca se mantendrá firme.
Claramente, dentro de este Congreso, no hubo ni ganadores ni perdedores, todo el partido ganó. Se demuestra que cuando todos trabajan en pos de un objetivo común, independiente de las discrepancias como por ejemplo, el fin del lucro a la educación (no fue bonito el show visto ese día) y el caso del aborto terapéutico (que no llegó a concretarse como tal), se llegan a acuerdos programáticos con miras al Chile que queremos, más justo, más fraterno, más comunitario. Siempre y en todo lugar habrán personas que se aprovechan de estas circunstancias para ganar más espacio, pero nos debe quedar claro, que en política, los intereses personales quedan en segundo orden.
El futuro de la DC está en la renovación de su gente, de la llegada de jóvenes que plasmen los ideales y las propuestas que concluyan este Congreso. La juventud requiere de un espacio, de un lugar donde las ideas del personalismo comunitario, del humanismo integral se concreticen. Somos jóvenes de cambio, y esa idea de cambio la llevamos adelante para transformar las sociedades injustas y para modificar las estructuras que inhiben la felicidad del ser humano.
Oscar Cárdenas Rossi

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